Para nadie es un secreto que en la actualidad la correcta atención al cliente, en el sentido más amplio del término cliente, puede ser la diferencia entre una empresa exitosa y otra que no lo sea tanto.
Atenderles de manera exquisita en las formas, satisfacer sus necesidades primando esa satisfacción incluso por encima de los beneficios monetarios inmediatos, enfocarse en el cliente como una inversión, como un activo al que hay que prestarle todo el cuidado y atención posibles para alargar al máximo (tendiendo a infinito) la amortización de dicho activo, anticiparse a sus demandas de productos o servicios e incluso dispensar atenciones o gestos amigables en forma de descuentos, ofertas puntuales o incluso ofreciendo la posibilidad de probar de forma gratuita nuestros productos o servicios. Todo lo anterior debería formar parte del ABC de cualquier empresa en la actualidad.
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